Con guión escrito por Roald Dahl y dirigida por Lewis Gilbert, esta quinta película de la serie es única por dos razones: primero porque James Bond se casa y segundo porque conoceremos a Ernst Stavro Blofeld, personaje interpretado de manera soberbia por Donald Pleassence. Ambientada espectacularmente (construir la base de operaciones de Blofed que aparece en la película tuvo un coste de 400.000 dólares) y con unos artilugios e inventos sólo dignos del más famoso superagente 007, tales como el lanzacohetes, la pista de aterrizaje del helicóptero, el motorrail y la contraventana enorme que sirve para camuflar un cráter. A destacar también el invento de Q, un helicóptero en miniatura con cabida para una persona que aparece en la mayoría de las escenas de combate durante los vuelos de reconocimiento del Agente 007 sobre las islas japonesas. Una misión espacial americana se ve interrumpida cuando una de sus cápsulas es literalmente tragada por lo que ellos sospechan que es una nave rusa. Los americanos amenazan con tomar represalias, pero para el gobierno Británico esa no es la solución. Envían a Bond a Japón de incógnito. Una vez allí descubre que Blofeld es el creador del interceptador de cohetes y el que ha puesto en peligro la paz mundial. Con la ayuda de sus colegas Ninjas, la paz mundial se restaura de nuevo y los planes de Spectra se verán frustrados.
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